La obra fue pintada “in situ” generando la comunicación constante entre la obra, el pintor, los vecinos y las personas de la residencia. La obra nace como una reflexión sobre la tercera edad, un tema invisibilizado por la sociedad.  Los ancianos en casas de reposo, hogares de ancianos o residencias tienen historias dignas de contar, elementos en común y un fuerte amor al pasado, como también un gran temor al futuro.

Este mural se encuentra en pleno Barrio Italia, cerca de jardines, colegios y universidades, donde las personas se ven enfrentadas a él sin necesariamente tener la intención de verlo, y es ahí donde radica uno de los grandes atributos de este formato, capturando la atención, instalando una temática, desde la pregunta de qué es este lugar, hasta interpretaciones de lo que en el mural se puede apreciar.

El mural tiene distintas capas de lectura, entre ellas se destaca como primera impresión el color, formas y flores de distintos tipos, flores que fueron capturadas por el autor en el interior de la residencia y que son agrandadas y expuestas hacia afuera de la residencia, tratando de alguna manera de mostrar la belleza interior de estos lugares. También podrán ver imágenes en blanco y negro, elementos, personas, que no necesariamente muestran a personas de la tercera edad, también hay jóvenes y es porque se quiere mostrarlos jóvenes, pero en el pasado, evidencia de un gran camino recorrido.